viernes, 3 de diciembre de 2021

Honorable

Poco a poco nos hemos ido  acostumbrado a las perfomances de  algunos personajes “de comedia” que ocupan escaños en la Honorable Cámara de Diputados.  Nos han sorprendido con: bailes y brincos con capa voladora; inspiradoras canciones -en plena sesión- al universo divino; una maratón discursiva para el record de Guinness y tantas otras.  Ha resultado divertido para algunos y en la vida la diversión es necesaria.  

Pero sucede que ahora ingresará al parlamento un personaje "de espanto" principalmente para nosotras, las mujeres. Dios quiera no se le ocurra proponer la ley mordaza a las féminas o convertir el parlamento en un Club de Toby. 

Digo esto, porque en las recientes elecciones parlamentarias fue elegido diputado -por el partido republicano- el youtuber y activista político Johannes Kaiser, quien tiene un largo historial de polémicas por sus expresiones misóginas y odiosas. 

Cuesta comprender que con un historial así -de odiosidad y desprecio al género femenino- haya conseguido un cupo en el parlamento. 

Nos hemos caído de espaldas con sus dichos como: que los fusilados de Pisagua, bien fusilados están; que no tiene pareja porque las mujeres ya no cumplen el rol de servir a los hombres; que los violadores de mujeres feas, merecen una medalla; y otras tantas frases tóxicas que a algunos parece hacerles gracia.

Tenía la esperanza que, una vez electo y por la responsabilidad del cargo, cambiaría su estado mental.  Nada.  Recientemente expresó sus dudas respecto al derecho a sufragio de las mujeres, lo que generó otra polémica.

El candidato presidencial -en segunda vuelta- José Kast, quien compartía partido político y figuraba con él en fotos de campaña, debió salir a desmarcarse señalando que esos dichos  no lo representan.   

La Ministra de la Mujer –Mónica Zalaquett- declaró inaceptable que un diputado electo ponga en duda derechos civiles que tanto le han costado adquirir a las mujeres. 

El partido republicano señaló ignorar estas polémicas cuando lo proclamó candidato de sus filas, aunque Kaiser tiene un canal en youtube donde realiza activismo político. 

Y, sin pedir disculpas por sus dichos, Kaiser renunció al partido republicano, pero no a su nuevo cargo.  Será un Honorable Diputado de nuestra República.   

De todas las barbaridades que -tan suelto de cuerpo- ha expresado, la justificación de los fusilamientos y la banalización de la violación sexual, son las que mayormente me han perturbado. 

Todos comprendemos las fatales huellas y traumas que quedan -de por vida- en víctimas y familiares de una violación sexual. Se requiere  respeto y consideración para referirse al tema.

Siempre que me entero de una “violación”  se me viene a la memoria la tragedia de Rosa: una hermosa, frágil y tímida niña de apenas 15 años, alumna del liceo donde trabajé. 

Fue violada por tres hombres una oscura tarde de invierno, cuando regresaba a su casa, después de la jornada escolar, en un sector semi-rural de una comuna cercana.  

Los violadores nunca fueron identificados, encontrados, ni detenidos.  La inercia policial e investigativa resultó ser un trámite más por incumplir.

Su desesperada madre –que crió sola a su única hija- no sabía qué hacer ni a quién recurrir; sólo encomendarse a Dios para que sus temores no se hicieran realidad.  Dios no la escuchó.  

En dos oportunidades, Rosa cortó sus venas y su madre alcanzó a salvarla llevándola al hospital.  En el hospital, suplicó a los médicos para que le practicaran un aborto.  Pero el año anterior -1989- la interrupción del embarazo se había penalizado.  Nadie la ayudó.  

La existencia de un prestigiado médico ginecólogo, que se dedicaba a practicar abortos clandestinos, llevaron a su madre –en un gran esfuerzo- a pagar la consulta médica.  El médico intentó ayudar, pero ni con la rebaja propuesta, pudo pagar, y ya no quedaba tiempo.    

Desesperada, decidió buscar el refugio y apoyo familiar de sus padres, y regresó con Rosa a su tierra chilota.

La madrugada de un día de Octubre, Rosa se fue de este mundo, en su tercer intento, sin que nadie pudiese ayudarla.   

Dan ganas llorar a gritos….